domingo, 27 de octubre de 2013

Esas Veces.

A veces me dan ganas de que sepas mi sentir. Mi pecho llora y las lágrimas brotan de entre mis costillas desde el torrente de mis latidos sin recorrer mis ojos.
A veces vivo en un trance límbico donde siento un inmenso vacío y una inmensa tristeza que afiebran las articulaciones y debilitan al punto de no poder respirar ni un intento más.

Entonces, a veces, el aire respirado es tan cálido que sofoca, y siento como cada extensión de mi piel tira afiebradamente hacia mi corazón intentando comprimirnos en una esfera negra.
A veces mis ojos lloran y desean tanto verte. En esas veces mis labios tiemblan de fiebre de ti; mi corazón late más lento y duele estar vivo. En esas veces me pregunto qué será de ti y de todo esto que siento; me pregunto si tiene motivo aun sentirte sin tenerte, porque aun siento eso metafísico que me une a ti, y por momentos siento que me tocas y que tu piel llama a la mía mientras tal vez tú me extrañas estado con alguien más, así como lo hago yo.

A veces, por ratos soy feliz, pero, a veces, en esas veces están las veces cuando nos amábamos y, por esas veces, brindo mientras brindo por mi felicidad. En esas veces por eso que tuve contigo soy triste. Soy feliz sin serlo.

lunes, 2 de enero de 2012

A veintiséis días de ti. Segundo día del año.

Mi existencia se concentra en la parte media izquierda de mi pecho; palpito; aun así no abandono los sentidos de mi cuerpo por completo. Mi piel es caliente y punza en mis dedos, en mi rostro y en las plantas de mis pies. No puedo evitar sentir frío, el viento sopla despiadadamente helado. Mi casa se ha enfriado. Me he abrigado. Ni nariz casi ni huele. He dejado de sentir hambre. Escucho lo sintético de mi música. Sólo veo al cerrar mis parpados y recordarte. Sigo palpitando. Al igual que mi piel, la carne rodeando mi corazón está caliente. Una extraña presión de mi propia materialidad presiona mi palpitar, me cuesta dejar de sentir incomodidad. Aspiro profundo y siempre después se produce un suspiro; me duele. Mi yo concentrado se siente como se sienten las coyunturas óseas en una fiebre; en la enfermedad. He decidido aislar mi existencia y recluirla, el lugar de su cautiverio es donde nunca me has dejado, donde nunca nos hemos separado; ahí me siento contigo. Mi razón es autor de esta decisión. Soy feliz ahí mientras afuera sufro; mis sentidos te extrañan y mi razón también, por eso busca una solución a tanto dolor. Me recuesto en mi cama, trato de desconectar mi concentración de todo aquello que apetece de ti. Mi reclusión me brinda momentos de sacio, pero respiro y mis pulmones se queman y duele; palpito, y en cada palpitar hay constricción quemándome; veo, y las lagrimas salinas carcomen los portales de mi alma que sólo te añoran; huelo y hay nauseas porque todo olor te es ajeno. Mi piel adolece de todo cuanto no es tu toque. Escucho, y sólo gozo de aquello que te hace presente. Degusto; todo sin tu sabor es repulsivo. Sufro por tu ausencia, y el día nublado y frío me está haciendo perecer en mi intento por sobrevivir hasta el día de nuestro rencuentro. Mi única salvación me la ofrece la razón. Me recluyo, y estoy contigo.

sábado, 31 de diciembre de 2011

A veintiocho días de ti. Sueño de Fin de Año

Despierto, siento la pesadez corpórea del sueño. Inmediatamente te extraño. Mi brazo te busca, entonces la cama se vuelve inmensa. Quiero llorar, reparo, no puedo hacerlo; recuerdo lo soñado. Mis parpados se juntan, aspiro hondo, luego suspiro. Mi cuerpo no importa, ahora soy en tu recuerdo; lo material son esos momentos. Te toco, y te siento; te huelo y, te deseo; te observo, y me agito; me sientes, y te amo. Recorremos la playa de un mar inmóvil. Te siento, y a la arena también; todo es real. Tomas mi mano, un viento helado cala hasta mis huesos. Tu mano caliente irradia la pasión que yo igual siento. Apenado miro mis pies, luego los tuyos. Mi vista recorre cada uno de los vellos de tus peludas piernas. Tus bermudas de baño me impiden ver más arriba de tus rodillas. Lentamente la mirada sube. De pronto, un enorme bulto la detiene. Me sonrojo al tiempo que imagino lo que ya he tenido, lo que de ti me has dado. Aprieto tu mano debido a un mareo que me provoca el ultrajante hibrido de una pena virginal y la pasión enfurecida que me despiertas. Soy una bestia queriendo poseerte, y una virgen deseando permanecer inmaculada, poniendo resistencia para ser ultrajada con la pasión de quien desea endemoniadamente. Mis ojos llegan a los tuyos. Me miras tiernamente apasionado con lujuria, mi sentimiento no es diferente. Te acercas lentamente. La desesperación nos invade; aun así nos besamos lentamente. Mi cuerpo vibra al aumento de nuestra temperatura. Mi respiración te asfixia. Gozas de mi aroma. Te estrecho intensamente con mis brazos que ahora son antorchas por ti. Me arrastras a las quietas aguas del mar que ahora para nosotros son la pasión de nuestro amor. Me sorprende tanta inmutes, la tranquilidad de nuestro amor que está en paz. Mis ojos responden a las pulsiones de mi reacción a la luz del día. Despierto, no te tengo. Te busco; la cama sigue siendo igual de inmensa. Te recuerdo; sé que estás en mis pensamientos. De alguna manera busco ahora mezclar la realidad con mis sueños y tus recuerdos. Busco tenerte aunque no te tenga. Te pienso y te toco. Te extraño.

viernes, 30 de diciembre de 2011

A veintynueve días de ti.

Donde he descubierto mi lugar de refugio, has cortado mi llamada. Acostado dentro de una hamaca, mi ánimo cansa mis ojos; pesan. El liquido salado tan sagrado por ti impera, desempolva su andar por mi rostro. Desposarte quiero; bellos ideales se mezclan con tus recuerdos. El peso de los portales a mi alma sigue aumentando. Me siento. Soy un mar, mis parpados son compuertas que permiten poluciones a la playa; mi cuerpo. Sólo te tengo en recuerdos, recuerdo. Luego, duermo y no duermo, sueño y no sueño. De golpe, la sensación de mi piel abierta a la altura de mi abdomen. Tu mano me penetra, siento como se desliza lentamente bajo mis costillas; duele, arde hasta el alma. Extrañamente gozo mientras desgarras mis carnes lentamente. Tus uñas hacen un trabajo exquisito, me voy quedando en ellas. Las compuertas escurren, es felicidad. Tu brazo chorrea mi sangre, me desangro. Compongo mi rostro para verte, te observo; estás triste. Continúas tu trabajo dentro de mí. Ahora siento el calor de tu mano y la parte de tu antebrazo que has introducido; se mueven lentamente de un lado a otro hurgándome para encontrar algo que se agita y se calienta cuando más cerca pareces estar. De pronto muero, tomas algo de mi, lo arrebatas fácilmente pues no he puesto resistencia, al contrario, he gozado. Eso que tanto has buscado, palpita ahora en tus manos. Mi cuerpo ha muerto. Mi alma vive gozosamente aferrada a lo que mi cuerpo te ha entregado. Me expando, ahora soy alma para ti. Me vuelo inmenso, con el calor de tus manos. Una lágrima rueda por tus mejillas, cae sobre el músculo que te entrega mi alma, mi cuerpo; mi existencia. Eres felizmente triste, pienso. Abrazas mi existencia palpitante; envuelto estoy por el calor de tu amor. Tus ojos siguen filtrando el sentimiento de tu alma. La piel de tu pecho es ahora tan suave; logro atravesarla y a tus costillas también. Me colocas junto a la bomba palpitante que me agita más de lo que ya estoy. Una pausa en el tiempo; desaparecemos, sólo existe un vacío rojo. Volvemos. Te recuestas sobre mi cuerpo muerto y lo abrazas. Somos uno. Me he entregado. Me has recibido.

martes, 27 de diciembre de 2011

Confesión.

Hay muchas cuestiones que me preocupan en la vida. El amor de pareja fue por mucho tiempo una cuestión banal para mis preocupaciones, si llegaba o no, no importaba; era algo que siempre estuvo al final de mi lista de prioridades; quiza tal vez pasar el rato, o saber que alguien había para pensar en mi era lo que más se asemejaba a esa última cuestión de amor.

Cuando te conocí muchas cosas cambiaron de orden en mi lista de prioridades. El amor se presentó entonces como una cuestión que, como una astilla en el dedo, mantuvo mis pensamientos punzando. Muchas cosas me pregunté y me cuestioné al saber que provocabas tal sensación en mi; al principio hubo confusión, aunque tenía la certeza de querer estar contigo, luego vino la incredulidad por la manera en cómo te entregabas a mi después de tanta resistencia de tu parte.

Mi corazón se estremecía y agitaba al recordarte y cuestionar la realidad en la que vivía. No me daba cuenta, pero tú te habías convertido en mi cuestión de amor. Nublado estaba por mis cuestionamientos que no sentí el momento cuando escalaste al peldaño principal de mis prioridades.

La incredulidad, mi propia inseguridad, y el movimiento que tú habías generado en todas las cuestiones de mi vida, me llevaron a entrar a un estado donde no sabía ya qué hacer; probar algo más para estar seguro de lo que sentía por ti? entregarme completamente y ciegamente a lo que me ofrecías? poner un poco de resistencia ahora que tú te entregabas tan apasionadamente a mi? 

Mi mente me jugaba mucho, como en un tablero de serpientes y escaleras. Puede que tú no lo sepas, que no entiendas esto que lees de la misma forma cómo lo viví; puede incluso que no creas en lo que lees, pero debo decirte que mi corazón y mi razón entregados a ti, son quienes escriben este intento de representar con palabras todo lo que me has generado.

Sé que en ese tiempo cometí estupideces, y no sabes de cuánto me arrepiento por no haber podido mediar con el remolino que eran mi mente, mi corazón y mi alma. Estoy seguro de que al final tomé la decisión correcta, cuando tu corazón se abrió al mio y lo llamó para unirse con él; entonces todo fue claro: tú eras la persona con quien deseo amar y por quien pretendo luchar por siempre. Después de la claridad de las palabras de tu corazón, no me quedó duda de quererme consagrar a ti y, por esos pequeñas grandes palabras que tu corazón me dice con la ayuda de las vibras del universo, "te amo", es que mi corazón sabe que fue creado para estar con el tuyo y hacerlo feliz: tu fuiste pensado primero por el creador, y luego yo para estar contigo.

A pesar de todo, aún tengo miedos; el principal: que todo lo que te demuestro no sea suficiente para ti y no notes lo inmensa e intensamente que te amo. Sufro de inseguridad, esa es la razón de este miedo y de muchos otros que en última instancia culminan en la terrible idea de algún día me perderte. Así, al final de todos mis miedos, el miedo último es sufrir por no estar a tu lado. Confío en todo lo que me demuestras, y estoy seguro del amor que siento por ti y del que tú sientes por mi; eso, aunado con el pensamiento de mi bello futuro contigo nublan todo momento de miedo para hacerme ver que es eso, sólo miedo, y no dejarme abandonar a la paranoia que me comería, a ti y a lo que tenemos.

Ahora no estamos juntos por cuestiones que están fuera de nuestro control, pero nuestra arquitectura a futuro sigue trabajando. Te he entregado mi corazón completamente, tú eres ahora el pedestal donde reposa y en donde confío estará protegido. El alimento que tú le das es muy bueno, pues lo siento crecer fuerte y sano, con alguna que otra aflicción, pero está creciendo.

Ahora, sé que no eres el primer lugar de mis prioridades, eres todas mis prioridades, porque aunque suene a cliché, tú te has convertido en mi vida. Mi mente ya no me juega más juegos que los de mi inseguridad momentánea. Sé que el destino y el santísimo nos ha creado para estar juntos, y eso es algo que no debemos desafiar, no somos quien para contrariar el movimiento natural del universo, salvo en aquellos momentos que lo haga ser más próximo al fin por el cual fue hecho.

Te amo mi Tejonero, mi Eru, mi Gateru, mi Danieru, mi Watashi wa Eru, mi vida, mi amor, mi corazón, mi todo. Nunca me olvides ni a estas palabras.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mi fé, mi oración.


El corazón no me traiciona cuando me muestra cerrando los ojos, el torrente de fe en ti; cuando me empapa de confianza sintiendo el recuerdo de tus latidos y lo contagiado por tu presencia. 

Ante nuestra incertidumbre, el corazón no puede fallarme cuando recordando momentos, se agita y se aflige para luego recordarme la fe. El corazón no puede matarme cuando con cada lento latido me hace sentirte, extrañarte, respirarte; amarte en mi mente.

Mi mente, se sabe poco funcional sabida de sus estúpidos no pensados errores. Ahora confiada de mi corazón, despierta en el más dulce de los anhelos cuando sabe su conexión con el tuyo, se sostiene de la fé por mi esperanza a tu reacción a nuestra realidad.

Mi corazón vive porque tú vives, porque fue pensado después del tuyo sólo para ti. Esa, su vocación originaria, me explica la fe habida, latida, circulada en mi cuerpo y en mi alma. No puede entonces mi corazón ser errado; no si esa su razón de ser. Busca seguir vivo, evitar marchitarse; que tu corazón lo busque para hacer de su destino una realidad que parece para ti muy nublada. La felicidad de tu corazón es la misión de mi corazón.

Mi corazón se siente ahora con el tuyo, juntos en el lugar en donde los destinos están fraguados y donde todo ya fue pensado. Siente nostalgia por eso en cada segundo intermitente que muere para volver a latir, cuando en tus ojos inyectados del coraje y la rabia más intensa del universo, es capaz de llamar al tuyo para pedirle y suplicarle que no se dejen vencer, para pedirle lo que los dos saben desde el origen del mio, que están destinados a ser.


domingo, 15 de mayo de 2011

Rubberbeat.

Es una sensación que puede reducirse a una extraña ocupación del vacio que hay entre las celulas de la parte media superior izquierda de mi torso, y que hace estragos en la pulsación de mi carótida. Inflama mi cabeza, y me hace sentir en una extraña angustia calmante; como poner las manos al calor de la fogata cuando temes al mismo tiempo quemarte.